
La enseñanza tradicional, basada en modelos academicistas y tecnológicos se caracteriza entre otros aspectos por la importancia que concede a la relación profesor-alumno.
Dicha enseñanza ha realizado la mayoría de sus experiencias pedagógicas en un enfoque de dos elementos: instrucción- resultados de aprendizaje. Este tipo de perspectivas la mayoría de las veces no ha tenido en cuenta la importancia y relevancia de las relaciones entre compañeros, como estrategia para generar mayores cotas de conocimiento, tanto cognitivo como social.
Uno de los objetivos que tenemos en 3Catorce es proporcionar a las alumnas y alumnos la oportunidad de relacionarse y cooperar con los demás, aprender a desempeñar diferentes roles y transformar el espíritu competitivo que puede despertar una oposición hacia una actitud que fomente el intercambio de información, sensaciones y la empatía.
La heterogeneidad que se encuentra en las aulas debe ser entendida no como una dificultad a superar, sino como una buena oportunidad para aprender a resolver los problemas generados por la misma diversidad de alumnos y situaciones personales.
El resultado cada día es que todos aprenden lo mismo, partiendo de las dudas y problemas de cada alumno al comenzar la clase.
Si a todo lo anterior le sumamos el tratamiento personalizado del profesor con cada alumno, la combinación en la interacción que se da en el aula hace que la motivación y provecho de cada aspirante resulte incrementada semana tras semana.